Salió temprano de casa, estaba amaneciendo aunque ya empezaba a romper la luz del día. No podía aguantar más aquella densa atmósfera, que llegaba a notar como una pesada losa que la oprimía, que la aplastaba. Tenía incluso dificultad para respirar profundamente.
Se fue a la orilla del mar. La tibia brisa marinera cosquilleaba en su nuca mientras caminaba. Se sentía alibiada pero confusa.
Miraba a la lejanía en ese punto, en dónde el mar se funde y confunde con el cielo, descubriendo, protegida por un grato encantamiento, barcos que aparecían como pequeños puntos luminosos, que a ella se le antojaban fantasmas reunidos danzando contentos al ritmo de las olas, dejándose mecer… Por primera vez en varios días notó en su rostro una pequeña sonrisa.
Las plateadas gaviotas revoloteaban. El cielo gris se miraba reflejado en el esponjoso mar cubierto de espuma blanca de encaje. Varios marineros provistos de chubasqueros de color verde oscuro, colocaban sus aperos en las barcas para salir a faenar. Nadie hablaba. La ciudad empezaba a despertar, de momento imperaba la calma, el silencio, la tranquilidad.
Olor, lluvia, sal, tierra, le llenaban los sentidos en un plácido aturdimiento. Empezó a caer casi de inmediato una malhumorada niebla gris, cubriéndolo todo como si fuera de algodón.
Las casas aferradas a los viejos peñascos, empezaron a ser casi imperceptibles, semejando siluetas encantadas de cuento de hadas. Parecian irreales a sus ojos.
Ella sintió frio, se subió el cuello de la gabardina, agradeció la humedad que golpeaba suavemente su cara…siguió andando y comenzó a sentir una especie de paz, reconfortada con su soledad.
El mar, la brisa, la niebla, los barcos fantasma, las casas encantadas…un bálsamo para su ánimo.
De pronto, deteniendo el paso, se encontró, se sintió cómoda en su cuerpo que hasta ahora parecía que había sido invisible, se gustó ¿por qué no? y decidió perderse con ella y sus pensamientos varias horas más.
Un relatito,Ju, muy urdido, cerrado y abierto, quiero entender. Espero, que a esa probrecilla, la sal yodada, la fresca menudencia de la alada brisa y la misteriosa mera, la conduzcan, entre el secreto de sus pasos perdidos o encontrados, a presencias materializadas en su viva calidad necesaria.
Te queda precioso. Besos…
Es un momento bajo de la protagonista. Estoy segura que se encontró y salíó con fuerza para seguir caminando. Es lo que debe de hacer, creo yo. Es muy reconfortante la brisa y el amanecer al lado del mar. Gracias por tus impulsos y ánimos.Un beso
De nada, completamente de nada. Importa escribir e interpretar. Es un valor, un aliciente, un buen deseo hecho real presente.
Besos, excelente Ju.
Es todo lo que suelo hacer cuando estoy al lado de mi mar!!
Reblogueo no te importa verdad
Con mis relatos, tú, puedes hacer lo que más te guste, además es un placer para mi que te lleguen, te llenen y te sientas reflejada en algunos puntos. Es muy bonito.
Un beso Carmeta. He visto que te gusta más «Un biquiño»
¡Bello bello y bello!
¡GRACIAS por dejarme zambullirme de tanto aroma marino! 🙂 SALUDOS
A que es preciso ? Por eso me lo lleve es como un soplo de aire fresco verdad mi niña?
Biquiño
Sí es muy bonito, muy bien transmitido.
Un biquiño marino 🙂
Me ha gustado lo del biquiño, aínda que sexa pequeniño. ¡Veña!
Muchísimas gracias.
La belleza de las palabras me acerca a ese paisaje marítimo, paseo sintiendo las sensaciones…de un maravilloso relato. Besos y abrazos. Elssa Ana
Muchísimas gracias y no sabes como me gusta, que te haya podido transmitir mi relato algún tipo de sensación. Eres muy amable Un abrazo.
GRACIAS POR TAN AGRADABLE INVITACION A DAR UN PASEO JUNTO AL MAR… TAMBIEN YO HE RECIBIDO EN MI CARA LA FRESCA BRISA MIENTRAS OBSERVABA TAN SUJESTIVA FOTOGRAFIA.
UN SALUDO.
Es un placer para mi que te hayas reconfortado con la brisa del mar, y te agradezco el bonito regalo de que te pasaras por aquí. Muchas gracias y perdona por mi tardanza en contestarte, no suele ser habitual.
Un abrazo. Julia