Casualidad

Se arregló y le dijo a su compañero que quería salir sola toda la tarde para hacer las últimas compras navideñas, esas innecesarias, pero que son sorpresivas, por lo que no quería que él la acompañara.

Había pensado ¿ qué podría adquirir que le hiciera feliz? tenían más o menos de todo lo imprescindible, por lo que tendría que ir a unos grandes almacenes para redondear más o menos la idea, o incluso cambiarla si encontraba algo mejor, siempre dentro del presupuesto, claro.

Se despidieron con «un beso y un enseguida vuelvo» y él le recomendó que no tardase mucho, para no estar tanto tiempo solo.

Abrió la puerta y se le ocurrió ir a mirar por la ventana para ver el tiempo, en aquel momento llovía torrencialmente, cerró, y sin decir nada decidió esperar leyendo algo en el salón, mientras pasaba un poco el pequeño aguacero.

Sintió como él, llamaba por teléfono, pero no prestó atención, hasta que notó una voz intimista, melosa, cargada de piropos, frases como: «te echo en falta… no se como puedo vivir sin ti, aprovecho para llamarte ahora que no está ella, susurros, suspiros..».y muchas más cosas de altísimo voltaje, que no dejaban lugar a ningún tipo de equívoco.

Se quiso morir, se levantó sigilosamente y se escondió detrás del sofá. Por nada del mundo quería que él supiera que era partícipe de su engaño, de su humillación. Se preguntaba ¿por qué? ¿desde cuando?. Se dirigía a ella con apelativos amorosos, tenían un argot especial e incluso ridículo, pero una de las veces empleó un diminutivo que le resultó conocido. Encima era una persona cercana. Se sentía doblemente engañada y humillada.

Lloró, el dolor era tan grande que hacía que su respiración fuera dificultosa. Quiso salir y desenmascararlo, montar un follón que fuera irreversible, mirarle a los ojos y despreciarlo, pero optó por esperar, por pensar, y con calma, decidir. En ese momento su dolido orgullo, imponía la ley.

Cuando lo creyó conveniente, hizo que volvía. Él, haciendo uso de los mayores de los cinismos, salió a recibirla, estaba contento, satisfecho. Ella pensó con lo que le quedaba de ironía: «eres todo un hombre…» ¡qué asco me das!

No pudo dormir en toda la noche. Cerraba los ojos y veía bocas grandes a su alrededor, pintadas de rojo carmín que le gritaban ¡te engaña, te engaña! Ella daba vueltas y vueltas, desesperada. Vivía con un cazador desaprensivo, falso, lo peor. Un hombre desconocido para ella, y que además jugaba en otra liga. Enseguida supo que no lo podía soportar. Tenía hacia él los peores sentimientos.

A la mañana siguiente, se levantó temprano, necesitaba que la brisa refrescara sus ideas, notaba el viento, notaba la lluvia y se sentía aliviada.

Decidió volver, arreglar sus cosas con calma, sin ningún tipo de aviso, sin mediar palabra… irse y empezar una nueva vida, sin que le dieran ninguna explicación, no quería escuchar nada.

Mientras pasó no se sabe cuantas horas, totalmente vacía, dando pasos perdidos por la ciudad solitaria.

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10 respuestas a Casualidad

  1. alpuymuz dijo:

    Aire… ¡aire, para la señora inventariada!
    ¿Suceso, vida misma? Ufff… Me quedo calladito. ¡Comente el escrito por sí y sus protagonistas!
    El ser, el no ser, humano, la vida… Gira la rueda, va el juego. Será de impacto la entrada.
    Un fuerte abrazo, Julia.

    • junupros dijo:

      Vamos a ver, el relato es como otro cualquiera. Lo cuenta una mujer y claro como no es precisamente de amor… el malo, malote es el hombre. Si el relato lo contara el hombre la mala e impresentable sería la mujer.
      En cuanto al contenido…Existe, vaya si existe, es como tu dices «vida misma».
      Por lo demás, gracias por tu comentario y que tengas una buena noche.
      Feliz entrada en el próximo año 2014!

      • alpuymuz dijo:

        Soy hombre -claro- pero esos lotes de cierta acritud o solfa, literariamente no me llaman la atención (bueno y en la vida real… menos aún). Pero legítimo es todo tema para ser tratado al escribir, al intentar todo arte expresivo… y te quedó bien.
        Julia: te entiendo en lo mejor posible para estos días y los más por llegar.
        Mil gracias, mis mejores besos, que los merece tu amiga voz y aliento, el mismo gusto con que nos leemos. Al.

      • junupros dijo:

        Ya se que tu sigues otra línea u otras líneas, pero sabiendo que literariamente estos temas no te llaman la atención, te quedo doblemente agradecida. Feliz noche

  2. isabelamor dijo:

    Feliz fin de año querida amiga, que tengas todo el amor del mundo.
    Voy como los rayos luego paso a leerte..

    • junupros dijo:

      Preciosa felicitación y me halagan tus piropos. Tranquila, ya no hace falta que me leas. Estos días son una locura de compras, de preparativos y entiendo que estés sin tiempo.
      Recibe un fuerte abrazo Carmeta, con mis mejores deseos para ti.

  3. isabelamor dijo:

    Buenos días Julia:
    Como que no hace falta que te lea? he madrugado para hacerlo y aquí estoy con gran agrado, aunque toca es un tema muy doloroso para mí como es la infidelidad, por qué a veces las mujeres nos enteramos tan tarde de esas cosas? yo creo que lo sabemos pero en el fondo nos lo negamos.
    Claro es un relato, porqué en la vida real, no solemos actuar así, más montamos en cólera y reaccionamos visceralmente . Al igual que marchar de casa pues si, dan ganas de hacerlo pero otra cosa es poder hacerlo.
    Querida Julia gracias por tan lindo relato, me ha gustado mucho, en el fondo, siempre me llegas muy adentro hoy más.
    Un fuerte abrazo de fin de año

    • junupros dijo:

      Muchas gracias Carmen, mi amiga de verdad, así me lo demuestras siempre con palabras y con gestos. Un beso y que el año que termina, haya sido solo el inicio de una larga amistad. Yo así lo deseo.
      Pásatelo bien esta noche, disfruta, deja todo lo que te pueda hacer daño con el año que acaba y empieza a disfrutar a partir de las doce campanadas. Un fuerte abrazo.

  4. Karmenis dijo:

    Saludos, Julia, aquí algo en retraso pero el tema no pasa por alto. En un sentido pienso que según la etapa de vida tomaremos ciertas actitudes, pienso en la escena y creo que me hubiese sido irresistible quedarme en la puerta y entrar en plena conversación y vernos las caras de sorpresa. Aunque soy muy reflexiva en mis acciones no me gusta posponer los conflictos.

    Un abrazo!

    • junupros dijo:

      Pues yo no lo habría hecho, porque en ese momento me habría descontrolado, diría cosas de las que después, seguro que me iba a arrepentir, un engaño, una humillación semejante…tiene que ser muy dura; creo que lo ideal sería dejarla enfriar. No sé, dependerá mucho también del carácter. Un beso. Julia

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